De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud sexual es fundamental para la salud y el bienestar general de las personas, las parejas y las familias, y para el desarrollo social y económico de las comunidades y los países.
La salud sexual, vista de manera afirmativa, requiere un enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad y las relaciones sexuales, así como la posibilidad de tener experiencias sexuales placenteras y seguras, libres de coacción, discriminación y violencia. La capacidad de hombres y mujeres para lograr la salud y el bienestar sexuales depende de varios factores entre los que destacan:
- El acceso a información completa y de buena calidad sobre sexo y sexualidad;
- conocimiento sobre los riesgos que pueden enfrentar y su vulnerabilidad a las consecuencias adversas de la actividad sexual sin protección;
- capacidad para acceder a la atención de la salud sexual;
vivir en un ambiente que afirma y promueve la salud sexual.
Los problemas relacionados con la salud sexual son muy variados y abarcan la orientación sexual y la identidad de género, la expresión sexual, las relaciones y el placer. También incluyen consecuencias negativas o condiciones como:
- infecciones por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), infecciones de transmisión sexual (ITS) e infecciones del tracto reproductivo (ITR) y sus resultados adversos (como cáncer e infertilidad);
- embarazos no deseados y abortos;
- disfunción sexual;
- violencia sexual;
- y prácticas nocivas (como la mutilación genital femenina).
Fuente: Organización Mundial de la Salud
